La comunicación no conlleva comprensión. La información, si es bien transmitida y comprendida, conlleva inteligibilidad, primera condición necesaria para la comprensión, pero no suficiente.

Edgar Morin

miércoles, 20 de enero de 2010

ALGO DE NIEVE CONTRA LA RUTINA


Los provincia de Sevilla se viste de blanco para dar la entrada al nuevo año después de medio siglo

El 10 de enero a las 13:30, Carlos, de 47 años y padre de dos hijos, se disponía a terminar una rutinaria jornada de domingo en la panadería Los Rosales de Pino Montano. Agotado, se dispone a salir a la calle enfudado en un abrigo negro de cuero y abre su paraguas. Llueve. María, a la que le diagnosticaron esclerósis múltiple hace dos meses, se encontraba apoyada en la ventana de su habitación en el Virgen del Rocío. Esperaba la hora de comer mientras recordaba cómo había vivido el invierno pasado, cuando la entrega tarde de un artículo le suponía un grabe problema. Julián López, de la fiscalía de Sevilla, salía con su mujer de un bar de tapas del centro de la ciudad mientras comentaban cómo había transcurrido la semana. Todas ellas son historias que ,de alguna manera, se cruzan cuando todos miran al cielo y ven cómo las gotas de lluvia que asoman por los edificios se entrelazan con unos diminutos copos blancos. ¿Está nevando?, y sí, estamos en Sevilla.

El aguanieve, que hasta ese momento caía durante unos minutos con copos de nieve en algunas zonas de la capital, no llegó a cuajar. Pero eso fue lo de menos. Cayeron pequeños copos en Pino Montano, en el Parque Alcosa, en la Macarena y en el centro, pero no cuajaron. Eran la una y media de la tarde. Se acumuló hielo en los parabrisas de algunos coches y miles de sevillanos aguardaron en las ventanas equipados con sus cámaras fotográficas para inmortalizar un fenómeno tan extraño como esperado, preparados para sacar a sus hijos a la calle en cuanto el primer copo de nieve se asentara sobre el suelo, empapado después de toda una mañana lloviendo.

La mayor altitud del Aljarafe y la Sierra Norte hizo que el fenómeno se dejase sentir de manera más acusada. Salí a mi balcón y pude ver cómo los niños recogían del suelo y de los coches puñados de nieve, y empezaban a lanzárselos unos a otros. Era un domingo cualquiera, sin embargo el aire que se respiraba era diferente. Los mayores salían a las puertas, y en las plazas de los pueblos se acumulaba la gente atónita ante el acontecimiento. Más de medio siglo después, muchas personas han visto la nieve por primera vez, otras han recordado cómo es, pero a muy pocos les ha resultado indiferente. Ya dijo García Márquez que la memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y en un preciso instante, la nieve hizo que las hipotecas, el paro, el estrés y la rutina quedasen un poco atrás para setirnos como esos niños que tiraban bolas bajo mi balcón.


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